Miércoles 27, Enero 2021
Por M.Sc. Álvaro Meoño Monge, presidente CEC-FUNIN
Licenciatura en Trabajo Social, UCR.
Maestría Programa Interuniversitaria Bioética UNA-UCR.
Con experiencia laboral en el PANI, la CCSS, Ministerio de Salud y Ministerio de Educación Pública.
Docente Ética y Bioética en Universidad de La Salle.
El mundo atraviesa tiempos difíciles y la humanidad ha puesto sus esperanzas en la ciencia en busca de soluciones prontas y eficaces, que permitan reabrir nuevamente las fronteras entre los países, reactivar la economía global, así como, permitir reencontrarse los unos con los otros, en los múltiples escenarios que plantea la vida cotidiana. El tiempo apremia, pero estas soluciones no pueden divorciarse de la ética, disciplina que marca el norte de la ciencia y que orienta a la búsqueda de resultados que necesariamente consideren el respeto por la vida, la justicia y el bienestar humano, principalmente de aquellas personas más vulnerables de la sociedad.
Hoy más que nunca, la humanidad necesita de una ciencia ligada a la conciencia, en donde todos los seres humanos sean dignos de acceder y beneficiarse por igual de esta. Para lograr esto, la ciencia necesita de una ruta ordenada y estructurada que le permita interpretar los fenómenos naturales, sociales y artificiales. Seguir este orden, permite lograr conocimiento científico verificable y repetible, insumo básico para lograr soluciones a los problemas que aquejan a la humanidad.
En esta búsqueda ordena y orientada por los más altos valores morales y éticos, se destaca el papel de los comités ético-científicos en la promoción de la investigación biomédica, en cuyo acompañamiento a la labor científica, facilitan un tránsito ordenado en la búsqueda de respuestas innovadores que consideren la protección y la seguridad de las personas una prioridad, mediante el respeto y apego de normas y buenas prácticas en el ámbito de la investigación.
En el caso particular de Costa Rica, esta ruta ha seguido muchas etapas a través de los años. Hoy en día, nos servimos de un instrumento jurídico denominado Ley Reguladora de Investigación Biomédica (Ley Nº9234), en donde se establece y legitima el papel de los comités ético-científicos para asegurar que en las investigaciones biomédicas se respeten, estrictamente, la vida, la salud, el interés, el bienestar, así como la dignidad humana y se cumplan los requisitos y criterios de rigurosidad científica, así como las normas éticas que regulan la investigación biomédica.
Un comité ético científico es un órgano establecido legalmente mediante la Ley Reguladora de Investigación Biomédica, el cual está encargado de la supervisión y el control continuo de los ensayos clínicos con fármacos y dispositivos los cuales deben cumplir con la normativa vigente en cuanto a los aspectos metodológicos y éticos se refiere. Se rigen mediante las normas establecidas por ley, así como mediante el establecimiento de una normativa interna. Estos órganos poseen independencia de criterio y sus miembros necesariamente deben estar capacitados en bioética de la investigación y deberán ser acreditados por el Consejo Nacional de Investigación en Salud (CONIS).
Los comités éticos científicos están conformados desde una perspectiva multidisciplinaria por un mínimo de cinco miembros. Sus integrantes deberán tener reconocida honorabilidad, debiendo contar necesariamente entre sus filas, con al menos un experto científico con experiencia en investigación y una persona que represente los intereses de la comunidad. Este último, deberá ser elegido mediante mecanismos que procuren la más amplia consulta y participación posible de conformidad con respectivo reglamento.
Conforme a esta ley, los comités ético-científicos son responsables de aprobar o rechazar toda investigación en materia de salud que se realice en el país y en la que participen seres humanos, debiendo regirse obligatoriamente por los principios de respeto a la dignidad de las personas, beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia distributiva. Entre las principales tareas que tienen los comités éticos científicos por delante, se destaca el velar por el cumplimiento el proceso del consentimiento informado en las investigaciones biomédicas, verificar la idoneidad y la experiencia de los investigadores, así como, proteger los derechos y la seguridad de las personas participantes, entre otros.
En fin, la importancia de los comités ético-científicos para la investigación biomédica en Costa Rica es amplia, ya que esta última depende intrínsecamente de estos órganos de supervisión y de control continuo,en la medida en que se posibilitan su implementación y desarrollo. Dado el contexto actual, los comités ético-científicos necesariamente deben estar preparados y organizados para ofrecer una propuesta ética competente y rigurosa de las investigaciones biomédicas, a la vez, que disponen de procesos rápidos y flexibles para dar una respuesta eficiente a los tiempos y necesidades ante la actual emergencia sanitaria, así como, otros problemas relacionados con la salud humana.